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miércoles, 1 de agosto de 2012

Enfermedades por Entoameba Coli



E. coli presenta varios estados en su ciclo vital: trofozoito, prequiste, quiste, metaquiste y trofozoito metaquístico. El trofozoito vivo de la E. coli, según se observa en las heces francamente diarreicas o en las obtenidas después de la administración de un purgante salino, es una masa ameboide incolora, de 15 a 50 micras, con citoplasma viscoso en el que es difícil diferenciar el ectoplasma del endoplasma, y el núcleo no se observa con facilidad. El movimiento es por seudópodos cortos y anchos, y de escaso avance lo que lo hace ser lento; pero a veces no es posible diferenciar los trofozoitos vivos de E.coli de los trofozoitos activos de E. histolytica.
En las preparaciones teñidas con hematoxilina el organismo aparece como una masa condensada y gruesa que tiene una faja de ectoplasma relativamente pobre en granulaciones, y el endoplasma muy abundante en granulaciones. En el interior del endoplasma se encuentran pocas o muchas vacuolas alimentarias, que generalmente contienen bacterias, y el núcleo esférico, de membrana relativamente gruesa y revestida en el interior por placas o gránulos de cromatina y un cariosoma de volumen moderado y excéntrico. E. coli ingiere en ocasiones glóbulos rojos o quistes de Giardia lamblia, y a veces se suelen observar algunas esporas en el endoplasma de la parte vegetativa
Al iniciar el enquistamiento, el trofozoito expulsa del citoplasma los alimentos no digeridos, y su contorno se hace más esférico. Este es el prequiste. Casi inmediatamente después secreta una membrana quística resistente, y el enquistamiento que da terminado lo queda terminado, lo que le da alguna resistencia en medios desfavorables. En el quiste recién formado, lo mismo que en el trofozoito y en el prequiste, solo hay un núcleo, pero a medida que el quiste madura, el núcleo se divide, de suerte que al principio hay dos núcleos, después cuatro y por último ocho en el quiste maduro.
El quiste es la forma infectante. Se elimina periódicamente con las heces, de manera similar a como ocurre con el de Entamoeba histolytica. Cuando son evacuados con las heces de personas infectadas, los quistes maduros pueden soportar la putrefacción y desecación moderadas. Cuando se llevan a la boca con los alimentos, bebidas, o los dedos y objetos contaminados, los quistes se tragan y al llegar al intestino delgado escapa de la pared quística por una pequeña perforación o desgarro de la misma. Este es el metaquiste. Luego en su camino por el intestino delgado el metaquiste experimenta el máximo de divisiones citoplásmicas correspondientes al número de núcleos y este es el trofozoito metaquístico.
Las amebas pequeñas llegan al intestino grueso, en donde se establecen como moradoras en la luz del intestino, crecen hasta el tamaño normal de trofozoito y empiezan a multiplicarse por fisión binaria. El sitio en donde E. coli se establece primero en el nuevo huésped es el ciego.

Epidemiología.

E. coli se transmite en forma de quiste viable que llega al a boca por contaminación fecal y se traga o deglute. La infección se adquiere con facilidad, lo que explica su frecuencia alta en países tropicales, así como en las poblaciones de clima frío en los que las condiciones de higiene y sanitarias son primitivas. Aunque los monos y en ocasiones los perros se han encontrado infectados en forma natural por una ameba similar a la E. coli, la infección es casi exclusiva de origen humano.

Patogenia y sintomatología.

E. coli es un parásito de la luz intestinal no patógeno y que no produce síntomas.

Diagnóstico.

A E. coli hay que distinguirla de la ameba patógena E. histolytica, a veces es casi imposible diferenciar los trofozoitos evacuados con las heces líquidas. En las materias fecales que contienen gran número de quistes de E. coli pueden pasar inadvertidos unos cuantos de E. histolytica.

Tratamiento

Como esta ameba no es patógena, no está indicado tratamiento específico; de todos modos conviene recordar que E. coli es mucho más resistente a los agentes antiamebianos que E. histolytica.

Profilaxis.

El hallazgo de esta ameba en las materias fecales prueba de que algo contaminado por éstas ha llegado a la boca. La disminución de la frecuencia de esta dependerá de una mejor higiene personal y de los medios adecuados para la eliminación de deyecciones humanas.

Conclusión.

Hemos aprendido de este protozoario algo de su historia, de su morfología, de su forma de infección y como podemos prevenirla. En el transcurso de esta investigación pudimos asombrarnos grandemente al notar que la única forma de infección es por la ingestión de heces fecales y cuando comparamos esto con la gran cantidad de personas sufriendo de amebiasis nos ponemos a reflexionar si las medidas de higiene que estamos tomando son suficientes. La mayoría de la gente consigue amebiasis comiendo ó bebiendo el alimento ó el agua contaminado. Puede también ser transmitido por el contacto oral-anal.
También podemos decir que, el tratamiento de la amibiasis intestinal debe hacerse siempre, pues aún en personas asintomáticas es necesario exterminar los parásitos del intestino con dos finalidades: evitar que en algún momento haya invasión de los tejidos y eliminar la fuente de infección.
Alguna gente con amebiasis puede llevar el parásito por semanas ó años, a menudo sin síntomas, por lo que es necesario acudir a los exámenes médicos más a menudo.