Imperialismo
Europeo.
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Al iniciar el siglo XIX, las naciones imperialistas más importantes prácticamente se .habían repartido el mundo, por lo que territorios que una o dos décadas atrás no habían sido considerados, sufrieron el embate del capitalismo. Si bien hasta esas fechas la competencia entre los países de Europa se había centrado en Francia e Inglaterra, Rusia comenzó a presentarse como un seno oponente. Harry Magdoff especifica que el proceso de adquisición y consolidación ruso se orientó en cuatro direcciones: Siberia, el lejano Oriente, el Cáucaso y Asia Central. La ambición zarista de un imperio y de puertos cáhdos implicó numerosos choques y conflictos. Ast, la expansión rusa estuvo limitada no sólo por la oposición nativa sino también por las presiones de imperios competidores: uno tradicional, el inglés, y otro en construcción, el japonés.
Inglaterra y Rusia se preocuparon mutuamente
por conforme se acortaban distancias entre las fronteras rusas en expansión y
la India (colonia inglesa). El motivo dei conflicto se resolvió finalmente
cuando ambas potencias acordaron la delimitación de la frontera norte de
Afganistán. Una segunda e importante región de conflicto en Asia Central quedó
organizada con la firma de un tratado anglo-ruso (1907). para dividir Persia en
dos esferas separadas de influencia, dejando una nación persa nominalmente
independientemente.
En lo referente al territorio chino, en 1840 la
flota inglesa Pegó a b boca del río Cantón para empezar «la Guerra del Opio»
-nombrada así porque el gobierno chino destruyó plantíos de esa droga y los
ingleses argumentaron tener que ofrecer garantías a sus ciudadanos- para b cual
atacaron Hong Kong. Los chinos capitularon en 1842, después de que la flota llegó
al Yang Tsé Kiang, Shanghai cayó y Nankín estuvo al alcance de los cañones
británicos. El Tratado de Nankin —primero de una serie de tratados comerciales
a los que fue obligada China a lo largo de los años- estableció:
mientras tanto la intervención especialmente
1.
La cesión de Hong Kong a la corona
británica.
2.
La apertura de cinco puertos, en
los cuales los ingleses podrían tener residencia y derechos de comercio.
3.
El derecho de los ciudadanos
ingleses, acusados en China de actos criminales, a ser juzgados en cortes
británicas.
4.
La limitación de derechos de
importación y exportación a una modesta tarifa.
Los comerciantes occidentales buscaron
ulteriores concesiones para mejorar mercados. Pero la debilidad de China, junto
con los desgarramientos provocados por extranjera, se intensificó por la
multitud de rebeliones campesinas; la de Taiping, que fue masiva y duró de 1850
a 1864_
Las potencias occidentales se aprovecharon de
las crecientes dificultades para presionar en favor de tratados de comercio aún
más favorables, culminando en una segunda guerra contra China (1856-1860), esta
vez por parte de Francia e Inglaterra. •
La derrota de China en la segunda guerra con
Occidente produjo una serie de tratados firmados en Tientsin con Inglaterra.
Francia, Rusia y los Estados Unidos, los cuales involucraron al mundo
occidental en forma más profunda dentro de los asuntos Chinos.
Los « Tratados
de Tientsin» garantizaban, entre otras cosas, el derecho de los ciudadanos
extranjeros de viajar por el interior, el derecho de los barcos extranjeros a
comerciar y patrullar por el río Yang Tsé Kiang, la apertura de más puertos y
además, una jurisdicción legal exclusiva por parte de las potencias extranjeras
sobre ciudadanos residentes en China.
Los tratados de esta naturaleza se fueron
ampliando a lo largo de los años para garantizar ulteriores privilegios a los
extranjeros. Cada vez más, naciones occidentales -incluyendo Alemania, Italia,
Dinamarca, Países Bajos, España, Belgica y Austria- Hungría- se aprovecharon de
las nuevas oportunidades. firmando dichos tratados.
A inicios del siglo XX. 90 puertos chinos.
aproximadamente. habían sido abiertos al control extranjero. Mientras el
gobierno chino retenía la soberanía nominal en estos puertos. de hecho.el
dominio era ejercido por una o más de las potencias: en Shanghai, por ejemplo.
Inglaterra y Estados Unidos fusionaron sus intereses para farrear el Sharighái
Internacional Sttlernent (Asentamiento Internacional de Shanghai).
En la mayoría de los puertos bajo tratado,
China rentó grandes porciones de tierra a bajos precios a gobiernos
extranjeros. Los consulados ejercieron jurisdicción legal en estas concesiones
sobre nacionales, quienes de esta forma escaparon a las leyes chinas y al cobro
de impuestos. Los enclaves extranjeros tuvieron sus propias fuerzas de policía
y sistemas de impuestos. Al mismo tiempo que los territorios asiáticos se
transformaban violentamente, el continente africano parecía un enorme
rompecabezas.
La división de África, el último continente en
ser repartido, fue producto del imperialismo que puso de manifiesto en forma
vívida sus rasgos principales. A este respecto, la velocidad y el ritmo de la
lucha por África fueron especialmente notables.
Antes de 1880, las posesiones coloniales en
este continente eran pocas y estaban limitadas a las regiones costeras, aunque
con amplias secciones de la costa y casi todo el interior, todavía
independiente. Para 1900, la mayor parte de África estuvo dividida en
territorios separados, controlados por naciones europeas. Las únicas
excepciones eran Libia, generalmente considerada bajo la protección especial de
los Estados Unidos, y Marruecos, conquistado por Francia pocos años después.
El segundo rasgo del imperialismo, el del
aumento en el número de potencias, fue también muy evidente, En África,
Alemania dio su primer gran impulso para ingresar al club de potencias
coloniales: entre mayo de 1884 y febrero de 1885, anunció sus pretensiones
sobre territorios en África Sudoccidental, Togo, Camerún y parte de la costa de
África Oriental frente a Zanzíbar. Dos naciones más pequeñas, Bélgica e Italia,
también ingresaron al club, e incluso, Portugal y España se mostraron activas
una vez más en la lucha por territorio africano. El creciente número de
participantes aceleró la carrera por la conquista.
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