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viernes, 3 de agosto de 2012

Los Linfocitos y Plasmocitos

Los linfocitos constituyen un grupo heterogéneo de células que desarrollan un papel fundamental en el sistema inmune y que puede distinguirse fácilmente de otros leucocitos por su morfología característica.
Existen tres tipos de linfocitos: linfocitos T, linfocitos B y células natural Killer (NK), los linfocitos B son capaces de diferenciarse a plasmocitos para secretar inmunoglobulinas (anticuerpos)

Los linfocitos componen una parte diferente de las defensas porque se ocupan de otros asuntos. Su actividad es lenta pero muy segura. La función de los linfocitos es entrenarse para conocer y reconocer a los microorganismos que entran en nuestro cuerpo. Sus funciones son:
  • Identificar a cualquier microbio extraño. 
  • Reconocer si es peligroso.  
  • Saber si debe ser eliminado. 
  • Recordarlo por si vuelve a venir., 
En este plan de "aprender a conocer para destruir y para recordar", los linfocitos son extraordinariamente competentes y útiles. Al mismo tiempo que destruyen, insistimos, aprenden a reconocer al mismo microbio, y si regresa, lo volverán a destruir. Este mecanismo permite comprender, por ejemplo, por qué la varicela se pasa una sola vez en la vida. En virtud de haberlo aprendido durante la vida fetal, los linfocitos saben cuáles son las células pertenecientes a la persona en la que están. En otras palabras: los linfocitos reconocen como propio todo aquello que es nativo, original de la persona. Inversamente, reconocen como extraño todo aquello que no es propio del individuo: una bacteria, un virus, etc.
 En esto de reconocer algo como propio o como extraño, los linfocitos dejan pasar muchas cosas: los alimentos, las medicinas, etc. Todo aquello que los linfocitos reconocen como extraño recibe el nombre de antígeno. Por ejemplo: el virus de la varicela es un antígeno, el virus de la gripe es un antígeno, la bacteria salmonella es un antígeno (el polen es un antígeno para una persona alérgica al polen, pero no lo es para quien no lo sea).


Los plasmocitos derivan de la transformación de los linfocitos B estimulados ante la presencia de antígenos. A su vez, los linfocitos B penetran al tejido conectivo desde la sangre.
Los plasmocitos producen inmunoglobulinas (anticuerpos) contra los antígenos, son los principales efectores de la llamada respuesta humoral.
Se hallan en todos las regiones corporales. Sin embargo, son muy abundantes en áreas susceptibles a la entrada de bacterias.
Son grandes células ovales, con un núcleo característico con la cromatina en "rueda de carro".
Plasmocitos en H-E. x 400.