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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tendencias educativas según las TIC


Una vez consideradas las perspectivas de la sociedad, es pertinente examinar las tendencias educativas a lo largo de las últimas décadas.
• El legado de la historia y las tendencias modernas
La Trinidad de la educación
Existe una venerable tradición, que se extiende al menos desde Jan Amos Comenius en el siglo XVII hasta Max Scheller en el siglo XX, según la cual la educación general se subdivide en tres áreas (consulte Pick en línea; Scheler, 1958). Este enfoque tiene sus orígenes en la antigua noción tripartita del ser humano, a saber:
• Un cuerpo que necesita alimento y resguardo, comodidad física y placeres de la carne, así como otros bienes materiales y objetos creados por la mano del hombre, que sólo pueden encontrarse en un entorno artificial;
• Un alma que se siente sola y que busca encontrarse con otra alma, que añora comprensión y apoyo, y que está dispuesta a amar y a ser amada en alegre comunión con el universo; y
• Un espíritu que lucha por avanzar hacia la Causa Primera (Fuerza Inicial, Fuente de Vida, Sabiduría Eterna, Verdad Eterna y Meta Final) de la existencia humana, trascendiendo todas las barreras de tiempo y espacio.
Los ámbitos educativos (y culturales) correspondientes se han denominado de diversas maneras. A grandes rasgos, si resumiéramos en pocas palabras su contenido esencial, podríamos llamarlos:
• Educación tecnológica y manual, que tiene como objetivo el dominio de las artes y la artesanía, la lógica y la matemática, la ingeniería, las ciencias naturales, sociales y conductuales, y otras actividades que permiten a los individuos satisfacer sus necesidades y deseos personales mediante un efectivo procesamiento, manejo y control de la materia, la energía y la información en un mundo de objetos y de fenómenos objetivos.
• Educación comunitaria (interpersonal), que tiene como objetivo aprender a interactuar y relacionarse, desde un punto de vista subjetivo y emocional, con otros seres humanos (y, hasta cierto punto, con otros seres no humanos). Esto puede lograrse a través de una educación ética y estética, por medio del cuidado de personas necesitadas, juegos, bailes, canciones y cuentos, el estudio de rituales y mitos, el folclore y la filosofía, la poesía y el teatro, la música y el arte; o discutiendo y buscando formas de resolver los problemas de la vida cívica, de modo de participar activamente en emprendimientos públicos de alcance social.
• Educación transpersonal, que tiene como objetivo la catequización e iniciación de los neófitos en el credo, los misterios y los sacramentos de una ideología religiosa particular, impulsando a los individuos a cuestionar su relación con el Absoluto o simplemente dotando al individuo de un sentido de pertenencia a algo más grande y poderoso.
Divergencia y alienación de la educación como un todo
La tan mencionada crisis educativa y cultural (también conocida como Conflicto entre dos culturas, o Controversia entre Snow y Leavis, consulte Stange, 1988, y Bissett, 2002) surge de la escisión histórica de los ámbitos educativos que acabamos de mencionar. Durante el siglo XVII, Europa Occidental presenció el avance de la ciencia y de las invenciones tecnológicas basadas en las recién descubiertas leyes de la mecánica. Las máquinas propulsadas por el agua –y más adelante las
máquinas a vapor y eléctricas– sustituyeron la mano de obra, y trajeron consigo promesas de una vida paradisíaca en la que el hombre ya no tendría que ganarse el pan literalmente con el sudor de la frente. Aquellos que creyeron en las virtudes de la ciencia y la ingeniería aún no podían imaginar que la humanización de la máquina tendría un efecto paradójico: la mecanización de la humanidad.
Las consecuencias del racionalismo
Desde mediados del siglo XIX hemos sido testigos del dominio de los aspectos racionales y tecnológicos de la cultura sobre los aspectos espirituales. Irónicamente, el reino del racionalismo ha comenzado a sufrir las consecuencias de esa amputación de los vínculos con lo espiritual y lo cultural. Incluso el sistema de educación de las masas –que es, junto con la medicina, una de las invenciones más milagrosas de la era– ha sido víctima de la victoria triunfal de la Razón.
La religión, la filosofía y el arte que antiguamente nutrían los valores humanos, se han convertido en algo árido y estéril, incapaces de equilibrar o complementar el desarrollo racional e intelectual. Mientras tanto, nuestra sociedad se enfrenta a una necesidad cada vez más apremiante de luchar contra la proliferación de cierto tipo de tecnologías avanzadas e incluso de penalizar los esfuerzos por desarrollar algunas de ellas. Este tipo de debate, lamentablemente, no nos ha conducido a nada.
El siglo XX fue testigo, por un lado, del nivel tecnológico más alto alcanzado hasta el momento, con invenciones geniales como la resonancia magnética, entre muchas otras. Por otro lado, vio también la creación de armas de guerra muy sofisticadas, como los misiles auto guiados con cabezas nucleares, capaces de exterminar a millones de personas indefensas en un abrir y cerrar de ojos. Tanto los ejemplos positivos como los negativos son demasiado numerosos para mencionarlos aquí. El racionalismo, desconectado de los valores humanos, corre el riesgo de estancarse o de desencadenarse en forma desenfrenada y conducirnos hacia nuestra propia destrucción.
De la escisión a la convergencia
Debemos tomar ciertas medidas y dar algunos pasos, modestos pero prácticos, que nos conduzcan a recobrar el equilibrio perdido y a restablecer los vínculos creativos. Una forma de lograrlo sería que cada ámbito educativo se tornara más receptivo a las necesidades, aspiraciones y naturaleza de los otros. El filósofo ruso Nicolás Berdiayev es tal vez el mayor defensor del siglo XX de esta convergencia vital e ineludible. A continuación citamos algunos fragmentos de sus obras, Spirit and Machine (1915) y Man and Cosmos. Technics (1990), ya que creemos que constituyen un excelente resumen de algunos de los puntos que deseamos resaltar:
El papel de la tecnología es bipolar. Tiene un significado tanto positivo como negativo.
La tecnologización deshumaniza la vida del hombre, a pesar de ser un producto del espíritu humano. Pero la relación entre el espíritu y la tecnología es más compleja de lo que uno tendería a imaginar. La tecnología es una fuerza no sólo capaz de des-espiritualizar, sino también de espiritualizar.
Si se rige únicamente por sus propias reglas, la tecnología podría conducirnos a guerras mundiales altamente tecnologizadas o a un estatismo exorbitante, esto es, a la absoluta supremacía del Estado. El Estado se convertiría en algo omnipotente, incluso más totalitario –y no únicamente bajo regímenes políticos totalitarios– de lo que hemos conocido hasta el momento; este nuevo Estado no reconocería los límites de su autoridad y trataría al hombre como un medio o una simple herramienta.
La visión de Berdiayev delimita un terreno saludable en el que los educadores de los tres ámbitos descritos anteriormente podrían colaborar de forma productiva. Las esperanzas del futuro no radican en una mayor adaptación de la naturaleza humana a la tecnología, sino a la inversa, en tomar las medidas necesarias para que ésta se utilice con fines humanitarios y verdaderamente nobles.
Del mismo modo en que el sistema nervioso autónomo permite que la mente humana se concentre en funciones más elevadas, también la nueva tecnología puede conducir a una liberación de la energía creativa. Para alcanzar este objetivo, debemos ir más allá de los aspectos puramente técnicos y abordar temas más profundos relativos a la educación propiamente dicha.
• Educación profesional y liberal
Una falsa dicotomía
La oposición entre la educación académica y la formación maestro-aprendiz data de la época de la Grecia clásica. Por aquel entonces, el programa académico de las artes liberales había sido diseñado como parte de la formación profesional para la política. El objetivo principal era el aprendizaje de las habilidades de la retórica como preparación para una carrera en argumentación política. Se trataba de una época en la que no existía una distinción entre la habilidad de hacer algo y la habilidad de hablar de ello.
Sin embargo, con la expansión de las instituciones académicas a comienzos del siglo XIX, la retórica dejó de ser un fin en sí mismo y se convirtió en un medio para la educación. Desde entonces, los métodos retóricos de la formación académica se han aplicado –erróneamente– a diversas habilidades y destrezas muy alejadas de la política que, para aprenderse de forma efectiva, requieren un dominio del “hacer” más que del “decir”.
Creemos que con el apoyo de las TIC, la retórica es una materia que podría contribuir al intercambio participativo dentro del salón de clase, con énfasis en la práctica. Mediante la participación en actividades retóricas, los estudiantes estarían poniendo en práctica lo que se conoce como aprendizaje cognitivo o semiótico, esto es, podrían reconstruir de forma individual las fuentes culturales y utilizarlas como herramientas para la convivencia creativa y responsable dentro del salón de clase, la escuela y la comunidad en general.
Hace ya mucho tiempo que ciertas personalidades importantes vienen denunciando la falsa dicotomía entre la educación técnica y la académica. En 1917, Alfred North Whitehead tituló su discurso presidencial ante la Asociación Matemática de Inglaterra La Educación técnica y su relación con la ciencia y la literatura. En él escribió:
Una buena educación técnica debe, forzosamente, ser académica, y una buena educación académica debe ser técnica: esto es, no hay educación posible si no se imparte tanto una visión técnica como una visión intelectual. (…) La geometría y la mecánica, si se suman a un taller práctico, ganan esa dimensión real sin la cual la matemática es pura verborrea. (Whitehead, 1963)
Las TIC demuestran que la educación técnico-profesional y la educación académica pueden impartirse de forma conjunta; no tiene por qué existir entre ambas una barrera impenetrable. En la educación técnico-profesional, los conocimientos y las habilidades fundamentales no se transmiten a
través de una clase en la que el profesor se encuentra en una posición de autoridad, sino por medio de la interacción entre el maestro y el aprendiz. Durante mucho tiempo, la formación profesional o de oficio se consideró inferior a la educación académica. Sin embargo, en la actualidad los educadores están reconsiderando el papel de este tipo de aprendizaje y reconociendo el valor del mismo como base para una buena formación académica.
Individuos más inteligentes para máquinas más inteligentes
Podemos resumir nuestra visión en tres puntos fundamentales, a saber:
1. La economía posindustrial, a la que llamamos economía de la mente, y la sociedad mundial dependen de máquinas inteligentes y de una fuerza laboral inteligente capacitada para utilizar tecnologías avanzadas de forma competente.
2. La formación y la adquisición de nuevas habilidades es parte integral de un proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
3. Es necesario que la formación académica de los adolescentes, la educación técnico-profesional y el trabajo estén interrelacionados. Esto se aplica tanto a países tecnológicamente avanzados como a países en vías de desarrollo. De hecho, las sociedades en transición, que están pasando de un modelo agrario atrasado a uno más moderno, deben prepararse aún más para enfrentar el vertiginoso ritmo del cambio de nuestros tiempos modernos, ya que sus jóvenes tendrán que aprender aún más durante sus vidas. Si se acostumbra a los jóvenes a relacionarse con las TIC desde una etapa temprana de la educación, estarán mejor preparados para enfrentar la vida.
La única educación verdadera
Nuestra meta como educadores no puede limitarse a la mera formación de trabajadores especializados o empleados de fábricas. La única educación verdadera debe combinar el arte, el trabajo manual, la ciencia y la tecnología, de modo de favorecer el desarrollo cognitivo, la creatividad productiva y el crecimiento personal. La nueva alfabetización, término utilizado desde hace más de una década (Anderson, 1993) para referirse a las nuevas exigencias de la alfabetización como consecuencia de la integración de las TIC al ámbito educativo, así como las TIC propiamente dichas, permiten a los educadores, tal vez por primera vez en la historia, fijarse una meta tan ambiciosa como la que mencionamos anteriormente.
La pregunta es, ¿cómo podemos desarrollar el marco educativo y la tecnología necesarios para llevar a cabo un proyecto de tal magnitud?
• Desarrollo educativo continuo
Debemos concebir y crear un mecanismo que permita el desarrollo ininterrumpido de nuevos programas académicos y de nuevos cursos organizados en módulos, en diversos ámbitos educativos. Esto debe extenderse desde la educación preescolar hasta la formación terciaria. La educación general actual se enfrenta a serios cuestionamientos:
• ¿Qué debe saber hacer un estudiante del siglo XXI para triunfar en la vida?
• ¿Qué debe saber y hacer un docente para ayudar a sus alumnos a adquirir las habilidades y los conocimientos necesarios para ello?
• ¿Cómo pueden las TIC ayudar a los docentes y a los alumnos a enfrentar estos nuevos desafíos?
Qué actividades hay que aprender y cómo aprenderlas
Memorizar no es suficiente. La vieja pedagogía fue criticada con acierto por transmitir el contenido mediante clases magistrales, en forma de una serie de nociones abstractas y de reglas que debían memorizarse y reproducirse oralmente, por escrito o mediante determinadas acciones. En muchas escuelas esto no ha cambiado. Muchos docentes aún enseñan de esta forma, sin prestar atención a las estrategias de aprendizaje (las herramientas y los procedimientos que un individuo utiliza para aprender). Un pequeño porcentaje de estudiantes (a los que generalmente se denomina como “brillantes” o “dotados”) aprenden bien con este método. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes –y de los adultos– necesitan oportunidades de aprendizaje más concretas, visualizables y experienciales, que resulten de la propia iniciativa y que sean prácticas y aplicables al mundo real. Muchos de estos alumnos suelen ser dejados de lado por el sistema educativo, y suelen ser etiquetados como “malos estudiantes”.
Afortunadamente, en muchos países y en diversos sistemas educativos ya es posible notar una tendencia hacia una mayor flexibilidad en lo que respecta a las iniciativas individuales de los docentes y de las comunidades educativas locales.
Es necesario que se produzca un cambio en cuanto al estatus y al papel funcional de los docentes. Los docentes de los tiempos modernos no deben fingir que lo saben todo; la función del docente consiste en plantear problemas y explorar junto a los alumnos diversas formas de resolverlos. O sea, se trata de un papel de consejero y de facilitador del aprendizaje. El nuevo sistema educativo debe centrarse en el proceso de aprendizaje y en la forma de crear entornos y brindar herramientas que permitan a todos los alumnos convertirse en estudiantes exitosos y responsables.
Las reglas de oro de la educación del siglo XXI
Los cambios del contenido y de las formas de aprendizaje actuales nos obligan a replantearnos la noción de alfabetización, que fue durante muchos siglos la meta principal de la educación primaria.
La noción tradicional de alfabetización (incluyendo la llamada alfabetización numérica) estaba basada en tres reglas de oro, la lectura, la escritura y la aritmética, además de exigir una buena caligrafía y la memorización de ciertos pasajes de los libros de texto o de libros de poesía clásica.
Hoy en día necesitamos diseñar con urgencia una nueva alfabetización que contemple la presencia contundente de las TIC en el mundo laboral y en la vida cotidiana. Esta nueva alfabetización podría dividirse en tres componentes que se corresponden con las reglas de oro de la educación tradicional:
• [Lectura] – buscar información en textos escritos, observar, recabar y grabar;
• [Escritura] – comunicarse en entornos hipermedia, utilizando distintos tipos de información y de medios; y
• [Aritmética] – diseñar objetos y acciones.
En suma, debemos redefinir de forma drástica tanto el contenido educativo como los procedimientos de aprendizaje. La nueva alfabetización evita cualquier tipo de regla inamovible y la memorización de hechos, y enfatiza la habilidad de descubrir hechos e imaginar opciones nuevas. Este nuevo modelo resalta la importancia de comprender e inventar reglas, plantearse problemas, y de que cada alumno planifique y diseñe sus propias actividades. El objetivo de este tipo de educación no es el
mero manejo de la tecnología, sino el desarrollo personal junto con el de las habilidades necesarias para un pensamiento y un comportamiento elevados.
Un llamado a una nueva dimensión de la enseñanza
La sociedad moderna necesita de ciudadanos educados capacitados para tomar decisiones y ponerlas en práctica en un mundo en constante cambio. Los individuos, las estructuras organizativas como las empresas y los gobiernos, y las instituciones educativas deben prepararse para un aprendizaje durante toda la vida. El procesamiento y la comunicación de la información se están convirtiendo en una parte esencial de la vida cotidiana, y los ciudadanos y líderes del siglo XXI deberán comprender y dominar las más sofisticadas herramientas tecnológicas para poder manejar la creciente cantidad de información, datos y mensajes. El shock del futuro implica tomar medidas urgentes que permitan a los individuos resolver problemas inesperados y nuevos. Estamos convencidos de que el aprendizaje a lo largo de toda la vida será el estado normal del hombre moderno.
Tal vez el mayor cambio en la educación pueda definirse como un desplazamiento del énfasis que antes recaía principalmente en la enseñanza hacia el aprendizaje. Esto no significa que el docente pase a ser menos importante que antes, sino que su papel será principalmente el de ayudar a los alumnos a convertirse en mejores estudiantes. De acuerdo a este nuevo modelo, los docentes ayudarán a crear vínculos más sólidos entre el objeto de estudio y la realidad concreta, colocando el
objeto de estudio en un contexto más realista para el alumno. En muchos casos, esto implica la integración de diversas disciplinas y la colaboración entre distintas áreas temáticas.
• Tomar conciencia y colaborar
Hace ya varias décadas que los educadores del mundo entero vienen trabajando para adaptar los sistemas educativos a sus condiciones, aspiraciones y tradiciones específicas. Estos educadores son conscientes de que sus esfuerzos en el ámbito local requieren del apoyo de la comunidad educativa mundial para poder llevarse a cabo con éxito.
Esta toma de conciencia mundial se ha visto favorecida por el avance de las modernas tecnologías de la información y la comunicación. Las TIC ofrecen un amplio espectro de materiales para crear nuevos sistemas educativos que permiten el intercambio y la interacción a distancia entre grupos de docentes y de alumnos geográficamente distantes. Estos materiales son flexibles y responden a las cambiantes necesidades de los alumnos de todas las edades.
Para poder enfrentar este desafío, a su vez, es necesaria la colaboración entre naciones, culturas e instituciones, y entre individuos y grupos que tradicionalmente han permanecido aislados. El correo electrónico, los sistemas de boletines electrónicos, las teleconferencias y las comunidades virtuales en la Red Mundial (WWW, por sus siglas en inglés) permiten una comunicación recíproca entre individuos y grupos con intereses comunes. Los investigadores en el campo de la educación pueden trabajar en colaboración con los docentes que dan clases de forma activa. Esta posibilidad de trabajar en equipo, más allá del lugar geográfico en el que se encuentre cada individuo, ha dotado a científicos, docentes y alumnos de una libertad anteriormente inimaginable para investigar y comprender ideas que podrían tener un fuerte impacto mundial. Un documento de la UNESCO-IBE lo define de la siguiente manera:
Las tendencias actuales, como la economía mundial, la revolución de la tecnología de la información, la crisis de los paradigmas ideológicos tradicionales, la migración masiva, la creciente preocupación por problemas mundiales como el medio ambiente, las drogas y el SIDA, han modificado no sólo las relaciones sociales tradicionales, sino también el papel de la cultura en el proceso de desarrollo. Dos tendencias en apariencia contradictorias dominan la sociedad moderna o, mejor dicho, muchas de las sociedades que actualmente están transitando el proceso de cambio: la estandarización de los patrones culturales y la búsqueda de ciertos referentes básicos de la identidad cultural. Las tensiones, los desequilibrios y, en muchos casos, los conflictos han empeorado tanto que algunos analistas estiman que los conflictos cobrarán un carácter cultural…
La educación, tanto formal como informal, se encuentra en el centro de esta necesidad de renovar los métodos para fomentar un diálogo cultural. (UNESCO-IBE, 1995, p. iii)



Bibliografía
Dr. Pere Marquès Graells, 2000 (última revisión: 7/08/11). http://www.peremarques.net/siyedu.htm
  • http://www.cudi.mx
  • MAJÓ, Joan, MARQUÈS, Pere (2001) La revolución educativa en la era Internet. Barcelona: CissPraxis
  • Edutec: Revista electrónica de tecnología educativa http://www.uib.es/depart/gte/revelec.html
  • DIM-UAB DIDÁCTICA Y MULTIMEDIA. Grupo de investigación y comunidad de aprendizaje. Departamento de Pedagogía Aplicada | Facultad de Educación | UAB. http://dim.pangea.org/
  • Publicación en línea. Granada (España). Año II Número 4. Enero de 2005. ISSN: 1695-324X
  • Mengíbar, 2002, p. 1. Jornet, Rey, Rodríguez y Rubió, 2001. http://www.disenografico.emprendedorlider.com
  • Las tecnologías de la información y la comunicación en la enseñanza. UNESCO Coordinadora: Mariana Patru
  • Autor: Alexey Semenov, Instituto de Educación Abierta de Moscú (Federación Rusa) División de Educación Superior ©2005, UNESCO
  • Manual electrónico. Introducción a la Tecnología Educativa. Manuel Area Moreira Catedrático de Tecnología Educativa © Manuel Area Moreira,Universidad de La Laguna (España), 2009.


    Este texto no fue hecho por mi. Gracias especiales a:
  • https://aulas.uach.mx/course/