Las observaciones de Darwin y de otros
naturalistas mostraron que existe una gran variedad de organismos distribuidos
en los distintos continentes. Si todos los organismos se formaron al mismo
tiempo, ¿por qué no están distribuidos de manera uniforme? Por ejemplo, ¿por
qué no hay conejos en Sudamérica, o por qué todos los animales de Australia son
marsupiales? La posible respuesta es que en cada región los organismos
evolucionaron a partir de un antepasado común. Tal es el caso de Australia, que
se separó de los demás continentes hace millones de años. Todos los marsupiales
australianos posiblemente evoluciona-ron a partir de un ancestro común que
llegó a Australia hace unos 60 millones de arios. Así, podemos encontrar en ese
continente al gato marsupial, el lobo marsupial, el tigre marsupial, al ratón
marsupial y, por supuesto, al canguro, animales completamente distintos de los
que se encuentran en el resto del mundo. Bioquímica comparada Es una de las
pruebas más exactas para demostrar las relaciones evolutivas entre los
organismos y consiste en comparar moléculas orgánicas y determinar sus
similitudes y diferencias en diversos organismos. Por ejemplo, la hemoglobina
es una proteína que está presente en todos los mamíferos. Si se compara la
hemoglobina de los peces, los anfibios, los reptiles, aves y mamíferos, se
puede observar que mientras más cercanas o similares son las especies, más
parecidas serán sus moléculas de hemoglobina en cuanto a su secuencia de aminoácidos.
A partir del número
de aminoácidos distintos entre la proteína de una especie y otra, se puede
deducir la distancia evolutiva entre especies y, a partir de los resultados del
cuadro 2, diseñar un árbol evolutivo . También se pueden hacer
comparaciones con respecto a las secuencias de ADN para determinar el grado de
similitud que hay en sus secuencias de bases, mediante un método llamado
hibridación del ADN. Los resultados indican una medida del grado de relación
evolutiva de ambas especies. Por ejemplo, en un experimento realizado con el
ratón casero se determinó que su secuencia de ADN era 75% similar al de la
rata, 60% parecido al del hámster, 35% parecido al del ser humano y 7% al de la
gallina. Gracias al uso de técnicas bioquímicas se han podido establecer
árboles filogenéticos: esquemas que nos muestran las relaciones de parentesco
entre especies.
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