El guepardo es el animal más rápido que existe. Puede
acelerar a 110 kilómetros por hora en menos tiempo que un auto deportivo. El
cuerpo del guepardo está constituido para la velocidad: sus pulmones y su
corazón son enormes para llevar mayor cantidad de oxígeno a los músculos
activos; sus garras son largas y curvas para clavarse en la tierra, generando
tracción; los músculos de sus patas están organizados de modo que pocas con-tracciones
generen grandes cantidades de movimientos de las patas; sus patas, largas y
delgadas, y su espalda flexible permiten al animal cubrir más de 6 metros (20
pies) en una zancada.
La maravillosa belleza, gracia y potencia del guepardo
disimula su vulnerabilidad a la extinción. De acuerdo con los fósiles grabados,
la primera aparición de estos animales ocurrió hace 7 millones de años y pronto
se convirtieron en excelentes predadores de las praderas. Según los análisis
genéticos, el guepardo moderno posee poca variabilidad genética. Los genetistas
estiman que hace aproximadamente 10 000 años alguna catástrofe provocó la casi
des-aparición de los guepardos.
Este "cuello de botella" poblacional usualmente
produce individuos poco saludables y la incapacidad de la población para
adaptarse al cambio.
El cuello de botella produce individuos poco saludables
debido al entrecruzamiento sin mezcla, en el cual los apareamientos ocurren
entre familiares cercanos, sobre todo en las poblaciones pequeñas donde existen
pocos miembros del sexo opuesto entre los cuales elegir. La única pareja
disponible es un hermano o hermana, un tío o una tía, primos o hasta los
padres. Este tipo de apareamiento tiende a ser estéril o a producir descendencia
débil. Los guepardos modernos pueden sufrir los efectos de este fenómeno del
pasado; son susceptibles a las enfermedades, los machos producen esperma defectuoso
que no puede fertilizar óvulos; muchos cachorros nacen muertos y los vivos
tienden a ser enfermizos.
El segundo efecto de este obstáculo es la incapacidad de la
población para adaptarse al cambio, debido a la insuficiente variabilidad
genética sobre la cual puede actuar la selección natural. Cuando la mayoría de
la población es eliminada, la mayoría de sus alelos desaparecen. Aun si la
población crece nuevamente, no puede recuperar su variabilidad genética por un
tiempo prolongado. Tomaría millones de años acumular (por mutaciones) la
variedad de aleles que se tuvieron antes de ocurrir el cuello de botella
poblacional.
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