Como ya se ha mencionado, la teoría sintética nos explica cómo las poblaciones
han ido sufriendo modificaciones a través del tiempo, en respuesta a los
cambios que se generan en el medio ambiente, y de esta manera se han ido
generando nuevas especies que han enriquecido el patrimonio genético de nuestro
planeta, Un ejemplo interesante de aislamiento reproductivo lo tenemos en las
aves.
Cada especie canta de manera diferente y puede ser que hasta haya un
ritual de movimientos o danzas para atraer a la hembra. Durante la época de
cortejo la hembra sólo va a aceptar a un macho que sepa el baile y canto
correctos, de esta manera se asegura la integridad del patrimonio genético y no
se corre el riesgo de aceptar genes ajenos a la especie.
Los mecanismos de
aislamiento reproductivo que impiden que se crucen organismos de especies
diferentes se clasifican en prebióticos, si impiden el acercamiento o los
intentos por aparearse, y los posteigáticos que, en caso de que haya habido
apareamiento, i-piden que se desarrolle una cría sana.
.
La historia de la vida nos muestra que, a través del
tiempo, se han ido formando nuevas especies en res-puesta a las condiciones del
ambiente que también han ido cambiando. Así, a partir de las primeras formas de
vida que surgieron en los mares primitivos, han surgido los distintos animales
y plantas que conocemos.
Recordemos lo que ya se había mencionado, que la
evolución no tiene un destino final, sino que va respondiendo a los cambios que
surgen en el medio ambiente, favoreciendo a los genes que permiten la supervivencia
y adaptación de las poblaciones. Así, las especies no tienen, como diría
Lamarck, un "impulso interno por mejorar", sino una necesidad de sobrevivir.
El objetivo, si es que hubiera alguno, es la persistencia de la especie.
La
teoría de la evolución ha significado un avance formidable para la biología al
proporcionar los elementos para poder organizar árboles filogenéticos en los
que se establecen las relaciones entre los organismos, y donde se distinguen
los antepasados comunes de las diversas especies que viven en la actualidad. De
esta manera, podemos concluir que todas las especies que vivimos en este planeta
estamos emparentadas porque tenemos ancestros comunes.
Es decir que todos los
seres vivos que conocernos: bacterias, hongos, árboles, hierbas, insectos,
aves, dinosaurios, hipopótamos y seres humanos formamos una gran familia, una
familia que ha ido evolucionando, que sigue y seguirá en proceso de cambio. Cabe
reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos de preservar todas las formas
de vida con las que compartimos un origen común y un mismo espacio.
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