La selección natural y la
evolución no podrían llevarse a cabo si no hubiese variabilidad entre los
miembros de una especie, si no fueran unos mejores que otros, tanto en su forma
física como en ciertos rasgos de su comportamiento o de su fisiología.
Los
individuos de una determinada población generalmente tienen características
diferentes entre sí y alguna de ellas les puede conferir cierta pequeña ventaja
con respecto a los demás. Si sólo se reproducen los más aptos, la poza genética
de la población irá variando de una generación a otra, disminuyendo
drásticamente los alelos que no son favorables para la población y aumentando
la frecuencia de los que son beneficiosos. Las formas en que se lleva a cabo
esta selección natural pueden ser: Selección estabilizante.
Un fenotipo intermedio es favorecido sobre los
extremos. Selección direccional. Un fenotipo extremo es favorecido y la curva
de distribución de fenotipos se mueve en esa dirección. Selección disruptiva.
Dos o más fenotipos son favorecidos sobre el intermedio.
Pongamos por ejemplo las aves del tipo de los pinzones que descubrió
Darwin. el eje horizontal describe tamaños de picos, de pequeños a la
izquierda a grandes a la derecha, y el eje vertical, el tamaño de la
población.
Las flechas hacia arriba significan los fenotipos (en este caso el
tamaño de los picos) favorecidos por la selección natural, y hacia abajo los
desfavorecidos. El resultado de la selección se indica en las gráficas
inferiores. En la selección estabilizadora, el tamaño de los picos se mantiene
igual, en la direccional tiene tendencia a ser cada vez más grande, y en la
disruptiva se producen dos tipos de aves unas con pico corto y otras con pico
largo.
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