La respiración es un proceso fundamental para mantener la
vida; es decir, la homeostasis. Bas-ta intentar dejar de respirar por unos
minutos para darnos cuenta de que no es posible resistir la falta de oxígeno
por mucho tiempo; de hecho, la respiración es una de las características que
nos permite distinguir a un ser vivo de la materia inerte. Veamos cómo se lleva
a cabo este proceso en los animales, tomando como ejemplo al ser humano.
Respiración celular y ventilación Cuando inspiramos, tomamos
el aire de nuestro entorno y lo llevamos a los pulmones Allí se efectúa el
intercambio de gases, se absorbe el oxígeno y al exhalar se libera el dióxido
de car-bono. Este proceso, en realidad, es la ventilación. Para que la
respiración propiamente dicha se realice, es necesario que el oxígeno que se
ab-sorbió en los pulmones llegue a todas las células del organismo y penetre en
ellas. Así, el oxígeno participa en los procesos de respiración celular que
lleva a cabo la mitocondria para la obtención de ATP (trifosfato de adenosina).
La respiración tiene gran importancia por-que gracias a ella es posible la
obtención de ATP, indispensable para llevar a cabo todos los procesos que
requieren energía en el organismo, como caminar, moverse, escribir, pensar o
leer. Si fuera posible administrar a una persona el ATP que necesita para la
realización de sus actividades, no necesitaría respirar, el problema es que el
ATP no se vende en las farmacias, sólo se fabrica en cada una de nuestras
células
Cuando realizamos ejercicios extenuantes, gastamos energía y
es necesario reponerla rápidamente. Se liben mucho CO2 y FLO debido al proceso
celular que ha liberado energía, y se ha gastado mucho oxígeno que hay que
reponer. Es por eso que la respiración se vuelve más agitada. Las formas de
respiración en los animales dependen del medio en el que viven: Cutánea. Se
lleva a cabo a través de la piel húmeda que entra en contacto con el aire y
atrapa pequeñas burbujas de oxígeno. El oxígeno se difunde hacia todo el
organismo a través de la capa de humedad. Las ranas y algunos invertebrados
como las lombrices de tierra respiran de esta manera. Traqueal. En los insectos
se han desarrollado tubos internos que llevan el aire a todos los tejidos y
hacen que se absorba el oxígeno que necesitan.
Las entradas para el aire son
pequeños poros en el exoesqueleto llamados espiráculos. Branquial. Los animales
acuáticos, como los peces y los anfibios en su etapa larvaria, respiran por
medio de branquias. Éstas son porciones de tejido muy
vascularizado, rojizas, en las que circula gran cantidad de sangre, que al
estar en contacto cercano con las corrientes de agua que pasan a través de
ellas, absorben las pequeñas burbujas de oxígeno disuelto. Pulmonar. Los
vertebrados terrestres, como reptiles, aves y mamíferos, han desarrollado un
sistema de respiración pulmonar. Los pulmones tienen una capa o película húmeda
en su interior que permite absorber el oxígeno del aire. Si llegaran a estar
completamente secos no se podría realizar la absorción de este preciado gas.
Las ranas y sapos son muy peculiares, ya que experimentan los tres tipos de
respiración: branquial en su etapa larvaria, cutánea y pulmonar en la edad
adulta.
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