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martes, 30 de octubre de 2012

Sistema reproductor masculino



Una de las características distintivas de los seres vivos es su capacidad para reproducirse. Sin ella, todos los procesos que mantienen la vida serían infructuosos al no poder darle continuidad en la siguiente generación. En los mamíferos, la forma de fecundación es interna y el desarrollo en la mayoría de los casos es vivíparo, lo que significa que el embrión se desarrolla dentro del cuerpo de la hembra y nace vivo cuando se ha completado su crecimiento. Casi todos los mamíferos se alimentan por medio de una placenta, que asegura el aporte necesario de nutrientes y oxígeno durante todo su desarrollo embrionario. 
Una de las características distintivas de los seres vivos es su capacidad para reproducirse. Sin ella, todos los procesos que mantienen la vida serían infructuosos al no poder darle continuidad en la siguiente generación. En los mamíferos, la forma de fecundación es interna y el desarrollo en la mayoría de los casos es vivíparo, lo que significa que el embrión se desarrolla dentro del cuerpo de la hembra y nace vivo cuando se ha completado su crecimiento. Casi todos los mamíferos se alimentan por medio de una placenta, que asegura el aporte necesario de nutrientes y oxígeno durante todo su desarrollo embrionario.

Aun cuando se ha repetido por miles de generaciones el nacimiento de un nuevo ser, no deja de ser una maravilla que sorprende por la exacta organización de los mecanismos involucrados, desde la producción de las células sexuales hasta el desarrollo de un organismo en el que todos los sistemas, órganos y tejidos se encuentran perfectamente acoplados para conservar la vida. Veamos la reproducción humana como ejemplo del desarrollo de los mamíferos. En el ser humano el sistema reproductor comienza a asumir sus funciones durante la pubertad, en respuesta a señales provenientes del hipotálamo, que llegan luego a la hipófisis y de allí a las glándulas sexuales.
Sistema reproductor masculino 

En el hombre, los órganos productores de células sexuales son los testículos. Éstos se encuentran fuera de la cavidad del cuerpo porque necesitan mantenerse a una temperatura menor que la corporal para asegurar la producción adecuada de espermatozoides. La bolsa que os sostiene es el escroto, que se encarga de acercarlos o alejarlos del cuerpo de acuerdo con las condiciones de temperatura ambiental, para que siempre se encuentren a unos 35°C. 

Los testículos, además de producir espermatozoides, producen la hormona testosterona. Los espermatozoides son las células más pequeñas del organismo humano. Solamente constan de un núcleo y un collar de mitocondrias que les proporciona la energía para mover su flagelo y llegar a su destino. En la punta del espermatozoide hay enzimas que destruyen la capa de gelatina que rodea al óvulo. Los espermatozoides —producidos en los testículos por procesos de espermatogénesis— viajan a través de los tubos seminfferos hacia el epidídimo, donde se completa su maduración y se almacenan. De allí pasan a la cavidad abdominal a través de los conductos deferentes. 

Las vesículas seminales vierten una secreción rica en fructosa y otros nutrimentos hacia los vasos deferentes; este líquido nutrirá a los espermatozoides durante su viaje al encuentro con el óvulo. En la próstata se produce una secreción alcalina que contrarresta la acidez de la vagina. Esta secreción, junto con la de las vesículas seminales y los espermatozoides, forma el semen. El semen se conduce hacia los conductos eyaculadores. Éstos son dos y terminan en la uretra, que se encarga de liberar el semen. La uretra también puede conducir la orina, pero en un momento dado sólo asume una de sus dos funciones, es decir, que no puede eliminar al mismo tiempo semen y orina. El pene tiene en la parte terminal una zona ensancha-da llamada glande, cubierta por una capa de piel llamada prepucio. El pene tiene en su interior un cuerpo esponjoso y dos cavernosos, que al llenarse de sangre producen la erección y la posterior eyaculación del semen hacia la vagina. Durante la excitación sexual, las glándulas bulbouretrales o de Cowper liberan una secreción mucosa lubricante que facilita el movimiento de los espermatozoides en la uretra y ayuda a la penetración del pene en la vagina
Una de las características distintivas de los seres vivos es su capacidad para reproducirse. Sin ella, todos los procesos que mantienen la vida serían infructuosos al no poder darle continuidad en la siguiente generación. En los mamíferos, la forma de fecundación es interna y el desarrollo en la mayoría de los casos es vivíparo, lo que significa que el embrión se desarrolla dentro del cuerpo de la hembra y nace vivo cuando se ha completado su crecimiento. Casi todos los mamíferos se alimentan por medio de una placenta, que asegura el aporte necesario de nutrientes y oxígeno durante todo su desarrollo embrionario.




La cantidad de espermatozoides por mililitro de semen determina la fecundidad masculina. Un hombre que produce menos de 35 millones de células por mililitro de semen tiene problemas de fecundidad; y si produce menos de 20 millones suele considerarse estéril. En 1970, la cifra promedio de espermatozoides en un hombre normal era de unos 100 millones/ml, pero hoy el promedio ha descendido a 60 millones, posiblemente por factores ambientales, hábitos de tabaquismo y consumo de alcohol.